Veraguas, una provincia rica en historia y cultura, sigue siendo víctima del abandono y la falta de compromiso por parte de las autoridades. Un ejemplo claro de esta realidad es la construcción del Estadio Toco Castillo, una obra que tardó 8 años y medio en completarse. En su momento, se prometió un aforo para 6,000 personas, pero la dura realidad es que solo cuenta con espacio para 2,000. A lo largo de este largo proceso, múltiples empresas participaron, se firmaron numerosas adendas, pero el resultado es un reflejo de la mala gestión y la falta de planificación.
Ayer, todos fuimos testigos y partícipes de un evento que nos conmovió: la celebración de los quince años de la princesa de Cañazas, un acontecimiento que, más allá de la alegría, dejó una lección clara y contundente. Nos recordó que, fuera de las áreas urbanas bien desarrolladas, hay una cara olvidada de Veraguas, donde las necesidades básicas siguen sin resolverse. Si esta celebración no hubiese alcanzado tal magnitud, es probable que el Gavilán de Cañazas no contara siquiera con un camino arado.
La pregunta es inevitable: ¿Quién pelea por el pueblo? ¡Nadie! Las comunidades veragüenses siguen esperando respuestas y acciones concretas, mientras las promesas se convierten en simples titulares que quedan en el olvido. Es hora de que las autoridades dejen de mirar hacia otro lado y atiendan las necesidades reales de una provincia que merece más.