El deterioro físico y mental es una cuestión compleja que no puede ser reducida a un simple juego de género. ¿Quién se deteriora más rápido, el hombre o la mujer? Aunque muchos podrían pensar que el envejecimiento y el deterioro se manifiestan de manera uniforme entre ambos, lo cierto es que existen múltiples factores involucrados, que incluyen la genética, los hábitos de vida, el entorno social y, por supuesto, la salud mental.
Diversos estudios apuntan a que las mujeres, por ejemplo, suelen vivir más años que los hombres, pero en muchos casos, estos años extra pueden ser acompañados por enfermedades crónicas o discapacidades. Esto se debe, en parte, a factores biológicos como las hormonas y la longevidad, pero también a las presiones sociales que afectan a ambos géneros de manera distinta. Mientras que las mujeres, por lo general, tienden a buscar atención médica más temprano, los hombres a menudo retrasan el cuidado preventivo, lo que puede llevar a que ciertas enfermedades se diagnostiquen más tarde, complicando el proceso de tratamiento.
Además, el estilo de vida juega un rol fundamental. La dieta, el ejercicio y el manejo del estrés son elementos que, si no se cuidan adecuadamente, aceleran el envejecimiento físico y mental. En este sentido, tanto hombres como mujeres enfrentan desafíos, pero las expectativas sociales sobre el comportamiento masculino y femenino influyen en cómo cada uno maneja su salud.
En conclusión, no se trata de quién se deteriora más rápido, sino de cómo cada individuo, independientemente de su género, se enfrenta a los factores que determinan su calidad de vida a medida que envejece. La clave está en un enfoque integral de la salud, que incluya la prevención, el autocuidado y el apoyo emocional, para vivir una vida plena y saludable en cualquier etapa.