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¿Por qué cuesta tomar acción?

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Por: Cynthia Tulipano, Licenciada en Psicología.

¿Por qué cuesta tomar acción? Esta es una pregunta que he escuchado más veces de la que puedo recordar.  Es una pregunta que está constantemente en nuestra mente.

Para esta pregunta hay miles de respuestas.  Creamos toda una conversación interna con excusas de tiempo, recursos, dinero… una conversación que realmente no terminamos de respondernos.

La razón por la que nos cuesta tomar acción se puede resumir en una sola palabra. Miedo.  Sí, detrás de un “No puedo hacerlo”, o “no tengo el dinero para hacerlo” hay miedo.   El miedo es una emoción tan fuerte que nos ancla si aprendemos a comprenderlo.

El miedo nos come vivos cada día que pensamos o nos decimos “No puedo”.

La pregunta no es ¿Por qué me cuesta tomar acción?;  la pregunta sería ¿A qué le temo realmente?  Cada persona vive el miedo de forma diferente, enmascarado en un “que va a decir la familia”, “ya otros lo están haciendo porque empezar” o “si lo hago me van a dejar de apoyar”.

Es más fácil vivir en el miedo, que entender cómo lo alimentamos.    Es más fácil “huir”  a pararse frente a él y entender lo que te está diciendo; que sentarnos a escuchar esa conversación que tenemos con nosotros mismos.

¿Qué te dice el miedo?

El miedo te dice que deseas estar acompañado en tu camino, sentirte valorado y apoyado, y saber que estás haciendo lo correcto. Que deseas sentirte vivo y dejar un legado, pero la emoción es tan grande que no ves el mensaje que te brinda.

El miedo también puede ser nuestro aliado, el miedo también nos puede enseñar.  Sin embargo, su voz es ajena a nosotros porque no queremos sentirlo, no queremos verlo en nuestras acciones y no lo queremos en nuestra vida.

Una vida sin miedo debe ser maravillosa, poder vivir tomando riesgos todos los días.  Pero, ¿es realmente la vida que queremos?  Una vida en la que actuamos sin tomar consciencia de las consecuencias de nuestras acciones y el  impacto que pueden tener.

Una vida sin miedo también nos limita, porque no nos permite recibir el mensaje que nos brinda.  Una vida sin miedo es una vida a medias porque esta emoción, como todas las emociones, trae un mensaje que nos cambiará si solo estamos dispuestos a escucharlo, y aceptarlo.,