Panamá, con un puntaje de 6.68, se ubica en la posición número 17 de entre 193 países, como uno de los más afectados por la criminalidad, según el Índice Global de Crimen Organizado 2021,publicado ayer la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, (GI-TOC, por sus siglas en inglés).
Panamá es precedido por Venezuela en la posición 18 con un puntaje de 6.68. En el puesto 16 está Paraguay con 6.70. Sin embargo, del continente americano, Colombia está en el segundo lugar del ranking con una puntuación de 7.66, de una realidad, que según GI-TOC, va en evolución ascendente y que supone una creciente amenaza global.
El análisis basado en la evaluación de cinco mil indicadores y la participación de 350 expertos, examina la situación de la criminalidad en 193 países a partir de una métrica de puntaje de 1 a 10 y que va de nivel menor a mayor.
De los 35 países de las Américas, solo Colombia saca un puntaje más alto que México, (7.57), para ubicarse en el cuarto lugar. La calificación media global es de 4.88.
Uruguay está en la posición 182, mientras que la vecina Costa Rica está en la posición 88, de entre los países de la región.
De acuerdo con la primera edición del Índice Global de la Delincuencia Organizada, la República Democrática del Congo es el país más afectado por actividades realizadas por agrupaciones clandestinas presentes en ámbitos como la trata de personas, el tráfico de drogas y armas, el saqueo de recursos naturales, entre otros.
“Los resultados pintan una imagen preocupante del alcance, la escala y el impacto del crimen. Es un pensamiento aleccionador, por ejemplo, que casi el 80% de la población mundial vive en países con altos niveles de criminalidad”, dice el reporte.
Es igualmente alarmante considerar que la explotación de personas, en forma de tráfico humano, se ha convertido en la economía criminal más generalizada del mundo, un desarrollo que sirve como un recordatorio oscuro del impacto deshumanizador de crimen organizado.
Mientras tanto, el Índice destaca cómo la participación del estado en la delincuencia es un fenómeno profundamente arraigado en todo el mundo:
“Las redes clientelistas que tienen influencia sobre las autoridades estatales son ahora las más intermediarios dominantes del crimen organizado, y no líderes de cárteles o jefes de la mafia, como uno podría ser perdonado por pensar”.
El crimen organizado no es una novedad”, reconoce el reporte, “pero ahora es un tema más urgente que nunca”, puesto que las redes criminales y su impacto se ha extendido por todo el mundo en las últimas dos décadas, impulsado por fuerzas geopolíticas, económicas y tecnológicas”.
El análisis en este informe demuestra de manera concluyente que el crimen organizado es la amenaza más perniciosa a la seguridad humana, el desarrollo y la justicia en el mundo de hoy.
El economista, Ernesto Bazán, recuerda otros índices en donde Panamá figura y cuyos avances “han sido muy limitados con relación a la adecuación del país a los estándares internacionales”. Es decir, de acuerdo con el Índice de AML (anti lavado de dinero, por sus siglas en inglés) del Instituto de Gobierno de Basilea, Panamá desmejoró en su puntaje (5.96 en 2020 a 6.00 en 2021).
Ello significa, que el país empeoró en su puntuación (aumentando su nivel de riesgo) y ubicándose dentro de los cinco países de Latinoamérica con mayor riesgo de lavado de activos (solo superado por Haití, Islas Caimán, Nicaragua y Bahamas). Superando incluso a Honduras, México y Cuba).
“Este índice es el más representativo a nivel mundial dentro de los emitidos por organizaciones independientes. Lamentablemente para Panamá las noticias no han sido buenas en este aspecto”.