Redacción www.nuevarevolucion.net / 16-01-2025.

Una reciente encuesta ha puesto de nuevo el reflector sobre la Asamblea Nacional y la percepción que la ciudadanía tiene de ella. A pesar de los años de desgaste acumulado por malas decisiones, excesos y descuidos, hoy hay indicadores que muestran mejoras visibles. Sin embargo, la comparación es inevitable: es como cuando estás enfermo y no te cuidas, solo queda un camino. La imagen de la Asamblea no se deterioró de la noche a la mañana ni por culpa de un solo gobierno; es el resultado de décadas de actuaciones cuestionables. Es un problema crónico, como el de la Caja de Seguro Social, donde tuvo que tocarse fondo para que finalmente se entendiera la gravedad de la crisis. Hoy, en ambos casos, estamos a un paso de la catástrofe, pero también de la oportunidad para hacer las cosas bien. Algunos pasos importantes ya se han dado, como la reducción de planillas y gastos innecesarios. Esto no soluciona todo, pero abre una puerta al diálogo y a la posibilidad de reconstruir la confianza. No faltarán detractores ni posiciones extremas, pero lo que realmente importa es que en este proceso se incorpore más la ciudadanía. Porque allí, en la participación activa, se gestan los verdaderos cambios. Entonces, la pregunta no es solo qué están haciendo los políticos, sino también qué estamos haciendo como ciudadanos. Criticar es fácil, pero actuar con propuestas y participación es el verdadero reto. Como dice el dicho: ¿Criticas pero qué haces? La transformación no es cuestión de unos pocos; es responsabilidad de todos.