Un día como hoy, pero de 1903, a eso de las 2:00 de la tarde, valientes veragüenses cansados de la ignominia del gobierno colombiano, decidieron apoyar el movimiento dado el 3 de noviembre en la ciudad capital y proclamar la inmediata separación de Colombia.

Los santiagueños se concentraron para hacer la proclama de la separación del istmo de Panamá y declararse en una república independiente bajo la denominación de República de Panamá.

Agrupados en una sola unidad de pensamiento estuvieron dispuestos a ofrendar sus vidas, si en esos momentos de la proclama hubiese resistencia del ejercito colombiano acantonado en la ciudad de Santiago y otros puntos de la provincia de Veraguas.

El hecho fue recogido por el historiador Ismael Ortega en su libro Cincuentenario de la República. En este, Ortega relata que los sucesos comenzaron cuando Juan Bautista Amador García, sobrino de quien se convertiría en primer presidente de la República, fue receptor de un telegrama enviado desde la capital por Ramón Valdés para solicitar adhesión a la gesta que se había dado en la capital.

De inmediato, Amador convocó a los habitantes de Santiago a la plaza mayor para anunciarles los hechos, que recibieron amplio respaldo de los presentes, entre ellos importantes figuras como Manuel Salvador Pinilla, quien redactó el acta del ‘Grito de Santiago’, y Oscar Fábrega. El acta fue firmada por un grupo de notables ciudadanos, en representación de la inmensa mayoría de los habitantes de la provincia que aprobaba la separación de Colombia.

De esta manera, la capital de la provincia de Veraguas se unía a la gesta separatista de Panamá de Colombia del 3 de noviembre de 1903.

‘Adelante… viva la República’, gritó Amador en el momento en que los presentes lanzaban vítores.

Posteriormente, los santiagueños tomaron las armas que mantenía el prefecto colombiano Aníbal García en la ciudad, y asumieron el control del cuartel de policía.