Por: Nerys Leonel Rivas
En el 2024, la participación activa de los jóvenes en el proceso electoral se presenta como un faro de esperanza para el cambio en Panamá. La trascendencia de un voto consciente, respaldado por información sobre los candidatos y sus trayectorias, podría marcar la diferencia y generar transformaciones sustanciales.
La juventud panameña clama por un cambio que vaya más allá de las palabras y se traduzca en acciones concretas. Un llamado resuena en los oídos de los más de 374 mil jóvenes que votarán por primera vez: es el momento de entender nuestro papel protagónico como una barrera que impida que la corrupción continúe socavando nuestro futuro.
No apostamos por un pasado que nos marcó con profundas heridas; como panameños, aspiramos a algo más significativo. En estas elecciones del 2024, el robo pero hizo, no es una opción. Tenemos la responsabilidad y el poder de aspirar a un futuro mejor.
El llamado es claro: no subestimemos el impacto que puede tener nuestra voz unida. Los jóvenes poseemos la capacidad de elevar nuestras preocupaciones, participar activamente en los espacios políticos y exponer ideas respaldadas y sustentadas. Este es nuestro momento para hacer historia y ser artífices del cambio que queremos ver en nuestro país. La decisión está en nuestras manos, y el poder de transformar el panorama político de Panamá reside en el voto consciente y comprometido de la juventud.