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Domitila, de ama de casa a empresaria ¡Historia de éxito!

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Domitila Lorenzo es una campesina coclesana de 61 años, que a su edad sigue siendo el pilar principal de su hogar e inspiración para el resto de su familia y para las personas que la conocen.

Su vida en el campo no ha sido fácil. Contra viento y marea ha logrado salir adelante y hoy, en vez de practicar la agricultura de subsistencia, como lo hacía antes, le ha sacado provecho a la tierra fértil que posee, para vender sus productos a mayor escala.

Eso le ha permitido sacar mejores beneficios para ella y sus seres queridos. Confiesa que aunque era una agricultora empírica, no sintió miedo al emprender este nuevo camino, pues recibió capacitación desde el inicio del proceso, cuando tenía 54 años, al igual que otros productores de los distritos Omar Torrijos, Donoso y La Pintada (en Colón y Coclé), para que pudieran vender lo que trabajaban con mucho esfuerzo, pero a precios justos.

Domitila Lorenzo es una campesina coclesana de 61 años, que a su edad sigue siendo el pilar principal de su hogar e inspiración para el resto de su familia y para las personas que la conocen. Su vida en el campo no ha sido fácil. Contra viento y marea ha logrado salir adelante y hoy, en vez de practicar la agricultura de subsistencia, como lo hacía antes, le ha sacado provecho a la tierra fértil que posee, para vender sus productos a mayor escala. Eso le ha permitido sacar mejores beneficios para ella y sus seres queridos. Confiesa que, aunque era una agricultora empírica, no sintió miedo al emprender este nuevo camino, pues recibió capacitación desde el inicio del proceso, cuando tenía 54 años, al igual que otros productores de los distritos Omar Torrijos, Donoso y La Pintada (en Colón y Coclé), para que pudieran vender lo que trabajaban con mucho esfuerzo, pero a precios justos.

Sembraban arroz, maíz, yuca, café, plátano y otros productos, siempre en pocas cantidades, que en muchos casos se perdían porque no tenían un mercado fijo. Pero eso dio un giro radical al instalarse cerca de su comunidad el proyecto Cobre Panamá.

Domitila, madre de seis hijos, aprendió a través de seminarios y capacitaciones que organizó esta empresa, cómo mejorar sus parcelas, el uso adecuado del abono orgánico y hasta cómo vender sus productos, lo que trajo una nueva esperanza de mejorar la situación económica de su familia. Una vez que los productores fueron capacitados, se dio uno de los pasos más importantes para ella: se creó la Asociación de Productores de Donoso y La Pintada (Donlap), el 6 de octubre de 2014.“Mi tierra ha sido muy buena para la siembra de plátano, pero cuando comencé a tener asistencia de los técnicos que daba la empresa [Cobre Panamá], vi que era una excelente oportunidad para sacarle provecho a nuestros productos”, recordó la emprendedora.

Domitila, al igual que el resto de los miembros de la organización, empezó a ampliar sus parcelas, y 11 meses después vio los resultados, porque Cobre Panamá, a través de la asociación, empezó a comprar toda su producción. Un avance revolucionario; ya no tenían que preocuparse por buscar un mercado ni por conseguir recursos para movilizar lejos su cosecha. Y, por ejemplo, de sacar seis sacos de plátanos aumentó a más de 12, en sus dos hectáreas ubicadas en Sardina, en La Pintada, provincia de Coclé. Domitila asegura que nunca soñó con vender esa cantidad de plátanos y menos pasar de ser ama de casa a una comerciante con proyección de crecimiento. De hecho, los socios de Donlap no se daban abasto, y comenzaron a comprar a otros productores del área, permeando el beneficio económico a más familias.

La dedicación y empeño aumentó al igual que la producción, ya que los agricultores estaban motivados porque ahora sembraban con la seguridad de que venderían todas sus cosechas, con cero pérdidas. Con el inicio de la asociación, los días comenzaron a mejorar para Domitila y para el resto de los 30 socios, –en su mayoría mujeres–, que antes se dedicaban a los oficios hogareños. Comenzaron también a distribuir sus productos (yuca, culantro, plátano, pepino, pimentón y tomate) a otros mercados locales. Pero su principal comprador sigue siendo Cobre Panamá, que les encarga unos 800 mil kilos de frutas y vegetales anualmente, para la alimentación de los más de 7.300 trabajadores mineros. Con una sonrisa, Domitila dice orgullosa que ahora le vende también a empresas importantes, como Nestlé, hasta 400 kilos de culantro cada tres meses.

No fue fácil pero el camino de su surgimiento económico estuvo lleno de desafíos y luchas. Hace tres años sufrió un duro golpe cuando murió su esposo, Magdaleno Lorenzo. Pero se secó las lágrimas y sacó fuerzas de donde no tenía para avanzar sin el soporte de su compañero de vida, y seguir luchando por mejores días para su familia. Ni siquiera la covid-19 frenó su ímpetu de avanzar. Se contagió en 2021, pero logró recuperase. “No fue fácil al principio, pero estoy orgullosa de ser socia de esta empresa”, asegura Domitila. Ahora que tiene 61 años, vislumbra que ser parte de este emprendimiento ha sido una de las decisiones más acertadas de su vida.

Está agradecida por la ayuda que recibió de Cobre Panamá, ya que Donlap es una iniciativa que nació como resultado de una propuesta en alianza con el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida), que hizo Cobre Panamá para obtener los productos que necesitaba, pero sobre todo para ayudar a los moradores de las comunidades vecinas a la mina que se dedican a la agricultura de subsistencia con las capacitaciones y la orientación de Cobre Panamá, Domitila logró convertirse en una empresaria que ha demostrado cómo la producción agrícola es un camino viable para prosperar y sacar adelante a su familia.

Con sus parcelas y el sudor de su frente, ha educado a sus hijos que hoy son profesionales. Dos de sus hijas se graduaron de enfermería, otro es técnico forestal, dos son operadoras de equipo pesado en Cobre Panamá, y uno de sus hijos hasta tiene su propio negocio de transporte. Domitila cuenta que el legado que le puede dar a sus hijos y 10 nietos es el temor a Dios, el respeto a los demás, y el amor por el trabajo del campo. “Hoy mis hijos son profesionales, sin embargo, están dispuestos a mantener la cultura de trabajar la agricultura”, resaltó Domitila, quien afirma que la agricultura la llevan en la sangre. Domitila ahora aspira a expandir su mercado de ventas y generar más ingresos; también quiere incursionar en la siembra de piña y otros productos. Sus finanzas han mejorado y también su posición en la organización. Hace poco fue elegida presidenta de Donlap, en enero de 2022, cargo que aspira ejercer por dos años.

Como la tercera presidenta de esta asociación, su deseo es seguir dando la mejor calidad de productos a los clientes, pero también que los socios se sientan satisfechos de que sus tierras puedan darles una mejor calidad de vida a través de las ventas, así como la visión de seguir creciendo a otros mercados. De hecho, Domitila reveló que ya trabajan para llegar a más mercados, crear más fuentes de empleo y, sobre todo, motivar a los pequeños productores de la zona para que se convenzan de que sus tierras pueden ser sus propias empresas y, lógicamente, tener mejor calidad de vida sobre todo en estos tiempos de pandemia. Los productores que forman parte de Donlap ahora cuentan con mayor capacidad para la producción de piña, pepino, pimentón, tomate, plátano, yuca, entre otros productos agrícolas. Y su organización es exitosa: desde su creación hasta 2021 han facturado más de $5 millones en ventas. Los moradores de estas comunidades, aparte de contar con Donlap como emprendimiento de negocios, también han incursionado en cooperativas de textiles, de producción de café, entre otras, gracias a la inversión social de la empresa minera en la región. La empresaria exhortó a las futuras generaciones a ponerle ganas al trabajo del campo y a no dejarse envolver por la tecnología que atrapa a la juventud, y en ocasiones la aleja de la sana actividad física. “Hay que valorar lo que sus antecesores hicieron con mucho esfuerzo”, puntualizó.