Durante las últimas semanas, la lucha por la presidencia del Cambio Democrático (CD) ha tomado un giro oscuro, marcado por campañas sucias que están salpicando a ambos bandos. Los descalificativos y ataques personales han escalado, profundizando las brechas internas y amenazando con causar daños irreparables a la ya debilitada plataforma política del colectivo. Este clima de confrontación está encendiendo alarmas sobre el futuro del partido y su capacidad para mantenerse unido.
Miembros de la juventud del CD han alzado su voz en rechazo a este tipo de campaña, advirtiendo que no es lo que el partido necesita en estos momentos. “Tenemos un partido con profundas heridas producto de la derrota electoral del 5 de mayo, y hoy deberíamos estar apelando a la consolidación y al rescate de nuestra esencia,” expresaron. El llamado es claro: es hora de curar las heridas y reenfocar las energías en fortalecer la unidad del partido, en lugar de permitir que las aguas turbias de las campañas sucias lo arrastren aún más hacia la división.