Por: Nerys Leonel Rivas
Director de nuevarevolucion.net.
El 9 de enero de 1964 quedó grabado en el corazón de la historia panameña como el día en que la juventud se alzó con valentía para reclamar su soberanía. Los mártires del 9 de enero sacrificaron sus vidas en defensa de la dignidad nacional, sembrando las semillas de un país más justo.
Hoy, esa llama de resistencia arde nuevamente en el espíritu de los jóvenes que se levantan contra la corrupción, la desigualdad, la falta de atención a sus necesidades y la explotación minera, entre otros desafíos. Al igual que los mártires del pasado, estos jóvenes defienden con determinación su soberanía, la tierra y los recursos naturales de Panamá.
Aunque los desafíos han evolucionado, la esencia de la lucha permanece constante: proteger la nación. Sin embargo, en nuestra era, nos enfrentamos a un nuevo reto vital: preservar nuestro país de las garras de la corrupción y velar por nuestro canal. El Canal de Panamá, símbolo de conexión y prosperidad, requiere nuestra atención y compromiso para preservar su importancia estratégica.
Así como los mártires del 9 de enero lucharon por un Panamá soberano, hoy nos toca a nosotros proteger la herencia de sus sacrificios. Cuidar nuestro país y su canal es un acto de amor y lealtad a la tierra que nos vio nacer.
En la conmemoración de este día significativo, recordemos la valentía de aquellos que vinieron antes y asumamos la responsabilidad de ser guardianes de nuestra nación, hoy y siempre. Que la memoria del 9 de enero nos inspire a construir un Panamá más fuerte y unido, donde la justicia, la igualdad y la soberanía sean los pilares de nuestro camino hacia el futuro.