El 24 de febrero de 2022 Vladimir Putin atacaba Ucrania iniciando así la primera guerra en el continente europeo en los últimos 30 años. Desde entonces, han pasado varios días y la reacción de la comunidad internacional ha sido de rechazo unánime, con importantes sanciones para Rusia y un intento de aislar en el tablero internacional a Moscú.
Esta alianza global, que incluso incluye a países tradicionalmente neutrales como Suiza, ya está teniendo efectos cruciales sobre la economía rusa, con caídas históricas de la bolsa y un hundimiento del rublo que parece no tener fin. Y también está empezando a restarle apoyos a Putin en la propia Rusia en su cruzada contra Ucrania. Oligarcas y políticos, grandes sostenes del régimen, están empezando a pedir el fin del conflicto bélico.
De momento, sus críticas no van dirigidas al presidente, sino que simplemente abogan por la paz y el diálogo, pero en un país como Rusia, con un liderazgo tan autocrático y personalista, esta es una muestra de disidencia política que no se ha visto en mucho tiempo. Y que además manda el mensaje de que Putin empieza a estar algo cuestionado.
En este sentido, los mensajes de los millonarios, esos que están sufriendo las sanciones económicas y que están viendo cómo el conflicto les arrebata parte de su patrimonio, son contundentes. Por ejemplo, el de Mijaíl Fridman, ucraniano que fundó el banco privado más grande de Rusia, el Alfa Bank, y que fue el primer oligarca en pronunciarse.
“No hago declaraciones políticas, soy un hombre de negocios con responsabilidades para mis muchos miles de empleados en Rusia y Ucrania. Sin embargo, estoy convencido de que la guerra nunca puede ser la respuesta. Esta crisis costará vidas y dañará a dos naciones que han sido hermanas durante cientos de años”, manifestó.
Cabe recordar que Fridman es uno de los perjudicados directos de las sanciones de la Unión Europea, incluyendo la congelación de sus activos y la prohibición de viajar. Esta declaración de intenciones de no a la guerra rápidamente ha sido seguida por otras grandes fortunas rusas.
Una de ellas es la de Oleg Deripaska, que la construyó gracias a las materias primas y que ha pedido la paz a través de una publicación en el Sunday Telegram: “El mundo es muy importante. Las negociaciones deben comenzar lo antes posible”, señaló.
Tampoco se ha quedado callada la persona más rica de Rusia, Alexey Mordashov, que pidió una salida rápida del conflicto y que se detenga el derramamiento de sangre.
“Es terrible que mueran ucranianos y rusos, que la gente sufra penurias, que la economía se derrumbe. Debemos hacer todo lo necesario para que en un futuro muy cercano se encuentre una salida a este conflicto y se detenga el derramamiento de sangre para ayudar a las personas afectadas a restablecer su vida normal”, comentó. Todo un llamamiento al fin del ataque.
En el caso de Oleg Tinkov, fundador de Tinkoff Bank y que está actualmente recibiendo tratamiento oncológico, hizo un llamamiento a gastar dinero en la salud y no en la guerra.
“Gente inocente está muriendo en Ucrania ahora, todos los días, esto es impensable e inaceptable. Los estados deberían gastar dinero en tratar a las personas, en investigación para vencer el cáncer, y no en la guerra“, señaló.
También se han pronunciado en contra los hermanos Bukhman, que han calificado el conflicto como “una gran tragedia para todos” o Igor Rybakov, que ha comentado que este acontecimiento “afectará a la vida de millones de personas”.
Para recordar unas críticas similares por parte de la oligarquía hay que remontarse casi dos décadas atrás cuando Mijaíl Jodorkovski fue encarcelado por supuesta evasión de impuestos tras financiar a partidos opositores a Putin. Desde entonces pocos millonarios se han atrevido a enfrentarse al presidente. También es difícil de saber si estas declaraciones son sinceras o simplemente consecuencia del adelgazamiento de sus fortunas y la caída libre de la economía rusa.
Lo que sí parece claro es que empieza a haber fisuras, aunque la mayoría de los oligarcas han preferido guardar silencio de momento y no cuestionar nada que tenga que ver con el conflicto.
Además de que le empiecen a aparecer contestatarios en la oligarquía, en la política el presidente ruso también empieza a ver debilitados sus apoyos. Varios parlamentarios están condenando la invasión.
Mijaíl Matveyev, miembro de la Duma estatal, ha pedido al Kremlin que detenga la invasión.
“Al votar para reconocer la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, voté por la paz, no por la guerra. Para que Rusia se convierta en un escudo para el Donbás, no para bombardear Kiev”, comentó.
El comunista Oleg Smolin señaló estar “conmocionado” por la invasión y lamentó la pérdida de vidas. A estos dos parlamentarios, se unieron las críticas de expertos, periodistas, maestros o científicos que también se han posicionado contra la ofensiva rusa.